28/12/12

Sobre Lengua materna

Por CAROLINA GIUDICI - MORIR EN VENECIA
Publicado en noviembre de 2012

Todavía no terminamos de acomodarnos en la butaca cuando comienza el temblor. Alguien nos deposita justo en el pico de un diálogo decisivo entre madre e hija. Las escuchamos pero no las vemos, pues la pantalla aún está en negro. "¿Qué pasa con Nora?", pregunta mamá Estela (Claudia Lapacó), y su hija Ruth (Virginia Innocenti) responde que Nora es su pareja desde hace catorce años. Así lo dice, sin más, con perfil bajo. Sin un cultivo previo del "gran momento", sin transiciones narrativas ni hipérboles interpretativas. Nuevamente, pisamos un suelo singular. Como ya lo había hecho en Por sus propios ojos, el timón de Liliana Paolinelli nos desconcierta con convicción. Y eso hay que agradecerlo.

Sucede que habíamos creído por puro automatismo en la estampa que el afiche pretendía vendernos: una comedia de enredos quizás grotesca con una madre conservadora en proceso de descubrir que tiene una hija lesbiana. Uno imaginaba que Lapacó recopilaría indicios y enfrentaría escenas incómodas hasta llegar finalmente al grito de ¡Oh! que el póster pondera con su costumbrismo a todo color. Uno suponía que iban a contarnos el camino hacia esa revelación. Y resulta que la confesión clave no es el clímax sino apenas el inicio de otro arco, una curva que en vez de revelar prefiere confirmar un principio conocido y comprobado por todos: nada es seguro en este mundo.

La "noticia" impone sus síntomas. Primero Estela se desmaya, luego le cuenta el caso al cura del barrio y más tarde le pide a una vecina que la acompañe a un boliche gay. Ella quiere investigar, y ciertos acordes de ritmo marcial que surcan la banda sonora parecerían escoltar una actitud policial que la hija no tardará en reprocharle. Y es entonces cuando asoma, otra vez, esa extrañeza con la que Paolinelli sella el devenir de sus criaturas. Si bien Estela luce descolocada, en la relación con su hija y su pareja no exhibe ningún rastro de pánico o vergüenza, mucho menos de malicia. Todo lo que hace es absolutamente comprensible dentro del marco que propone la película. Con exquisita precisión, Lapacó y la directora nos conducen hacia una lectura irrebatible: esta madre está haciendo lo que puede como puede. Y por sobre todas las cosas, no quiere ver a su hija sufrir.

Habría que preguntarse hasta qué punto Estela no era realmente consciente del hecho que ahora su hija viene a explicitar. Pero llega un momento en la historia en donde el tema de la orientación sexual ya no es lo importante. Lo verdaderamente difícil es acompañar a un hijo en el amor, reto que la protagonista no había experimentado hasta entonces. Por allí pasa Lengua materna, por esa estación que no por visitada o incluso previsible resulta menos dolorosa. En definitiva, la película nos prepara para un golpe. Tan clásico como real y fulminante. 

http://morirenvenecia.blogspot.com.ar/2012/11/lengua-materna-de-liliana-paolinelli.html

21/12/12

Festival de Cinema e Cultura da Diversidade Sexual, Ceará, Brasil

6º For Rainbow
Premio Mejor Dirección: Liliana Paolinelli
Premio Mejor Guión: Liliana Paolinelli
Premio Mejor Dirección de Arte: Mariela Rípodas
Premio Mejor Actriz: Claudia Lapacó

31/10/10

La aventura del conocimiento


Por Martín Iparraguirre

La comedia es un género más que complicado: despreciado por los puristas del buen gusto y el cinema qualité, sobreexplotado por las corporaciones del cine y la televisión, el humor suele quedar atrapado entre los límites asfixiantes de los cánones de la industria, perdiendo la cualidad que se nos ocurre esencial o definitoria, su capacidad de constituirse en un medio liberador, un ariete capaz de romper las estructuras simbólicas que regulan a la sociedad (y al espectador) y llevar libertad (conocimiento) allí donde sólo existía prejuicio, ignorancia o simple sumisión. Semejante aspiración emancipadora es, sin embargo, cada vez más rara de encontrar en nuestras carteleras cinematográficas, acaso porque las películas que suelen cooptarlas hacen casi siempre todo lo contrario (estigmatizan al marginado, afirman nuestros prejuicios), aún bajo cierta apariencia transgresora que nunca garantiza nada (¿acaso un filme como JACKASS puede ser liberador?). Pues el cine no necesita ser explícito ni violento para lograr la emancipación de nuestras conciencias: basta un espíritu de respeto hacia su objeto de estudio para sacudir las falsas estructuras que llevamos a su encuentro.
Un buen ejemplo de comedia sutil y libertaria es Lengua materna, la segunda película de ficción de la cordobesa Liliana Paolinelli (Por sus propios ojos), acaso una de la directoras locales más reconocidas en los últimos tiempos, que por fin llega a las grandes carteleras de nuestra ciudad. Sutil y libertaria porque tanto su tema, y sobre todo la forma en que lo aborda, logran trascender los estereotipos y lugares comunes de un subgénero ya bastante transitado, aunque casi nunca con la honestidad e inteligencia con que lo hace Paolinelli (a pesar de que el afiche de promoción sugiera todo lo contrario). Claro que el tema, como ha aclarado alguna vez la propia directora, no es tanto la homosexualidad como las relaciones entre madres e hijas, o quizás cómo los prejuicios sociales son capaces de condicionar hasta los vínculos más íntimos de las personas. Ya la apertura del filme, de una contundencia ejemplar, dejará en claro su tono y su conflicto central: un diálogo entre una madre y su hija culmina con la confesión de ésta última de su condición de lesbiana. No estamos ante una adolescente pues Ruth (Virginia Innocenti) ya supera los 40 años, y hace por lo menos 14 que convive con su actual pareja, una política en plena campaña para llegar a la Cámara de Diputados (Claudia Cantero), algo que su madre Estela (Claudia Lapacó, en un trabajo consagratorio) ni imaginaba, así como tampoco ciertos secretos que esconde su otra hija (interpretada por la cineasta Ana Katz). La primera escena ya revela así el estado de una relación que la estupefacta Estela no hará más que intentar cambiar a lo largo de toda la película: “Algo mal habré hecho”, se dice a sí misma en la primera reacción, pero poco después saldrá a enfrentarse con sus propios prejuicios, aunque las novedades quizás no sean tan bienvenidas por su hija. Primero, irá a hablar con el cura de su Iglesia pero sólo encontrará indiferencia (o mero rechazo y exclusión), luego comprará cierta bibliografía especializada que le despejará sus prejuicios y no tardará en pasar a aventuras mayores, como asistir a un boliche gay para conocer el ambiente. Lo cierto es que el proceso de aprendizaje de Estela la llevará a inmiscuirse cada vez más en la vida de su hija y su pareja, para descubrir al fin que no es tan perfecta como imaginaba, sino que se trata de vínculos tan complejos como cualquier otro, que su invasión tal vez pueda complicar.

La capacidad formal de Paolinelli se encuentra en los detalles: los encuadres son excelsos pero sutiles, al igual que la composición interna de los planos (en su mayoría medios y fijos), que privilegian a los protagonistas pero pocas veces condicionan la mirada del espectador; el timing para las escenas y varios gags humorísticos es notable, así como también el guión de la propia directora -con algunos diálogos sobresalientes-, y el uso del fuera de campo; hay al fin un respeto casi documental que despeja todo riesgo de costumbrismo para la venta. Su mayor logro, sin embargo, está en la decisión de privilegiar las actuaciones, que en Claudia Lapacó encuentra a una intérprete sublime, capaz de entregar un trabajo pleno de matices, que la coloca entre lo mejor del año.

Reproducido de: http://lamiradaencendida.wordpress.com/2010/11/17/lengua-materna/

20/5/10

Sinopsis

Una mujer se entera de que su hija de cuarenta años es lesbiana. Pasada la sorpresa inicial, la madre intenta comprender las reglas de un mundo que no conoce; en tanto la hija, quien está atravesando una crisis con su pareja, ve el interés de su madre como una intromisión.

Ficha Técnica

Ficción – 78’
Año: 2010
Productoras: Mandrágora Producciones SRL y Magnética SRL
Guión y dirección: Liliana Paolinelli
Producción: Paula Grandio, Cristina Fasulino
Jefa de producción: Fabiana Pucci
Director de fotografía: Guido Filippi
Directora de arte: Mariela Rípodas
Dirección de sonido: Leandro de Loredo
Música: Juan Bouscayrol
Edición: Lorena Moriconi
Cámara: Alejandro Ortigueira
Vestuario: Roberta Pesci
Maquillaje: Dolores Giménez
Asistente de dirección: Analía Ortiz